El verdadero poder del jazz, es el resultado de un grupo de personas, que no se conocen, y se reúnen sobre el escenario, y en él, crean arte. Arte improvisado.
Siempre hemos oído que Bach improvisaba, y lo hacía, pero no miraba a la segunda viola y le decía, "venga, vámonos a tocar a Brandeburgo". No lo hacía. Mientras que en el jazz, si se hace.
Con el jazz, puedes entrar a las 2:30 de la mañana en un local, encontarte con otros músicos y decir "¿Eh, que quereis tocar?" - "Toquemos un poco de blues".
Y una vez en el escenario, puede que uno empiece con su instrumento "tu tu turiiii paaaa"... y los otros hagan "Badi badiii bapaapaa", y todo el mundo empezará a tocar y a escuchar al contrabajo, pero nunca sabrás lo que van a hacer, no puedes deducir por donde van a tirar.
Así que en eso consiste este arte: Improvisación.
Esos músicos ahora tienen un diálogo, pueden tener una conversación con su instrumento, pueden hablar unos con otros en el lenguaje de la música.
Pero al mismo tiempo tiene un duro individualismo: Es subirte al escenario y decir, "no importa cómo lo hizo otro, así lo hago yo"
Cuando ves a un músico de jazz tocar, estás viendo a un pionero, a un explorador, a un experimentador, a un científico... estás viendo todas esas cosas porque estás viendo a la creatividad en persona.
Fuente
Fuente